
Nuestro
Ministerio
¿Qué significa la palabra Ministerio?
La palabra "ministerio" viene del Latín ministerium, que significa "servicio". Cada cristiano/a es llamado por Jesús, desde su Bautismo, a servirle y participar con Él en la misión que el Padre le ha encomendado. El Espíritu Santo le da la fuerza y los dones necesarios para desarrollar ese servicio en comunión con toda la Iglesia.
El ministerio es más que una tarea dentro de la iglesia; es una identidad de servicio que nace del llamado de Jesús y se expresa en amor práctico al prójimo. Cristo mismo nos dejó el modelo: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Marcos 10:45). Servir, entonces, es responder a la gracia recibida y reflejar el corazón de Jesús en cada ámbito de la vida.
El Espíritu Santo capacita a cada creyente con dones y habilidades para edificar a otros. La Escritura enseña que hay diversidad de dones, pero el mismo Espíritu, y que “a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:4–7; cf. 1 Pedro 4:10–11). Esto significa que nadie queda fuera: toda persona bautizada tiene algo valioso que aportar al Cuerpo de Cristo.
El ministerio se expresa de muchas maneras: enseñanza bíblica, adoración, intercesión, acompañamiento pastoral, hospitalidad, servicio a la niñez y a la juventud, visitación, acción social, comunicación y tecnología, entre otras. También se vive más allá del templo: en el hogar, en el trabajo, en la escuela y en la comunidad, como “luz” que brilla para que otros glorifiquen al Padre (Mateo 5:16). Hacer las cosas “de corazón, como para el Señor” (Colosenses 3:23) convierte lo cotidiano en acto de adoración.
La iglesia local tiene la responsabilidad de formar y equipar a los creyentes para esta obra. Cristo dio ministerios “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:11–12). Por eso, el crecimiento espiritual —oración, Palabra, discipulado, carácter— camina de la mano con el servicio. No se trata solo de “hacer”, sino de ser siervos y siervas a la manera de Jesús.
En el horizonte del ministerio está la misión: anunciar a Cristo y hacer discípulos de todas las naciones (Mateo 28:19–20). Esto implica testimonio local y compromiso global: orar, enviar, apoyar, ir cuando Dios llama, y colaborar con la iglesia en otros contextos (Hechos 1:8). La misión también incluye compasión y justicia: acompañar a los vulnerables, alimentar al hambriento, visitar al enfermo y al preso (Santiago 1:27; Mateo 25:35–36).
Cada creyente puede participar de forma concreta: orando, ofrendando con alegría (2 Corintios 9:7), voluntariándose en proyectos y equipos, compartiendo la fe con palabras y obras, y poniendo sus talentos a disposición del Señor. La suma de pequeños actos de servicio produce gran impacto cuando se hace en unidad y amor.
Para discernir tu lugar de servicio, ora y pregunta:
— ¿Qué necesidades ha puesto Dios delante de mí?
— ¿Qué dones y experiencias me ha dado para responder a ellas?
— ¿Con quiénes puedo servir mejor, y cómo puedo formarme más?
Al dar este paso, confía en la promesa del Señor: “Mi gracia te basta” (2 Corintios 12:9). Él es quien llama, capacita y sostiene.
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La Pastora Irene Familia lidera Reacción en Cadena Ministries, el concilio bajo el cual opera nuestra iglesia. Este ministerio de cobertura pastoral cuenta actualmente con 25 iglesias bajo su liderazgo espiritual, proporcionando dirección, mentoría y apoyo ministerial a pastores y congregaciones comprometidos con la expansión del Reino de Dios. Reacción en Cadena Ministries se dedica a formar líderes íntegros, establecer iglesias saludables y promover la unidad en el Cuerpo de Cristo.
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